Abuelos!

Como nací mucho después de mis hermanos mayores, por desgracia, no han tenido la oportunidad de conocer a mis abuelos. En realidad, más exactamente, conocí más a mi abuelo materno.

Los recuerdos que tengo de mi abuelo son grandes, siempre ha sido muy atento y amoroso conmigo e incluso nuestra convivencia no ha sido muy largo, me dejó muy enseñanzas. Él era un gran hombre lleno de sabiduría en toda su simplicidad.

No hay duda de que nuestros abuelos son fuentes de sabiduría, que han pasado por muchas experiencias en la vida. Muchos de ellos han visto guerras, recesiones, los cambios de gobierno. Vivió otras costumbres, pasado por muchas fases diferentes en otros momentos de la historia.

Vivir con ellos, podemos aprender mucho sobre nosotros mismos, conocer a los padres de nuestros padres. Con sus vidas llenas de historias, pasaron por muchas dificultades, ganando una amplia experiencia en esta vida.

Sólo ellos saben perfectamente equilibrar el límite entre la comprensión, el amor y la disciplina. Vivió su juventud en una época en que el comportamiento de la gente era totalmente diferente. Donde había respeto y una palabra valía más que cualquier firma en un pedazo de papel.

En una época donde la comida era saludable y muchos tenían su propio jardín, con verduras y árboles frutales, algunos con la cría de pollos, cerdos, patos, entre otros. Por lo tanto se puede decir que varios de ellos eran totalmente autosuficientes, comprar muy poco de lo que necesitaban. Vivir en un ambiente sano, con menos contaminación, para así ampliar los años de su vida.

Aunque muchos de nosotros, por desgracia, ya no tenemos nuestros abuelos, seguro que hay decenas de ellos que nos rodean. Pueden ser nuestros vecinos, los amigos de nuestros padres o miembros de clubes de la tercera edad, todos los cuales deben ser tratados con mucho cuidado. Debemos respetar y honrar a los ancianos que son verdaderas fuentes de vida de la sabiduría.

Si ya no tenemos a nuestros abuelos, cuando sea posible, no cuesta nada hacer una visita a un asilo de ancianos, donde muchas personas están en necesidad de compañerismo, afecto y amor. Merece por todo lo que han hecho para construir un mundo mejor para nosotros y las generaciones futuras.

Los abuelos merecen nuestro cuidado y atención. Escuchar sus historias siempre nos enseñan algo valioso. Vamos a tratar de darle mucho cariño para nuestros ancianos, nunca se sabe cuándo va a ser la última vez que vamos a ver con una sonrisa.

Sólo tengo una certeza, de una forma u otra, sus costumbres serán marcados para siempre en nosotros, sus hijos y nietos. Debemos vivir para preservar esos recuerdos fascinantes, aplicándolas a nuestras familias en nuestras propias vidas.

Luís Fernando Bruno

2013