Hoy
en día un amigo me preguntó cómo siempre tengo una sonrisa, una palabra amable
o un gesto de afecto.
Le
respondí que todas las personas son iguales, sean ricos o pobres, humildes o
poderosos. Por esta razón, yo soy amable con todos, mirando a los ojos, de
igual a igual.
Con
el tiempo me enteré de que el pensamiento positivo trae sólo cosas buenas.
Cuando
usted espera lo mejor, se crea una expectativa positiva que enciende el proceso
de la victoria.
Al
ser una persona optimista es perseverar, tienes una fe inquebrantable y una
garantía de que todo saldrá bien.
Al
nacer el sentimiento de entusiasmo, el universo aplaude esta iniciativa y
conspira a su favor al ponerlo al servicio de la humanidad.
Eres
tú el que escribe la historia de su vida, para elegir las actitudes positivas,
a crecer como ser humano.
Buenas
vibraciones atraen cosas positivas. Al exhalar este estado optimista, nuestra
conciencia despierta las energías vitales que van a trabajar en nuestro favor.
El
optimismo es bueno para el cuerpo, mente y alma. Por lo tanto, ser más paciente
con uno mismo, la comprensión de sus limitaciones.
No
hay victoria sin esfuerzo. Al elegir sabiamente vivir su vida con optimismo, su
corazón sonríe y sus ojos brillan animado.
Tenemos
que estar abiertos a las nuevas ideas que nacen a cada día en el horizonte de
nuestra vida.
Nadie
es tan bueno como parece, no es tan malo como se demuestra que es. Todas las
personas cometen errores y éxitos.
Amigo,
cuando usted me mira, no verá el más fuerte, el más alto o el más hermoso. Pero
certamamente verá un corazón puro lleno de amor y siempre optimista. Doy lo
mejor de mí.
Somos
seres humanos imperfectos, pero no olvidemos que también somos la obra maestra
de Dios!
Luís
Fernando Bruno
2014
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