La historia comienza
como todas las demás...
Había una vez un buen
joven, que tenía muchas cualidades, pero que vivía solitario e infeliz.
No importa cuánto lo
hiciera, siempre fue ignorado por otros, los más bajos de la sociedad. Siempre
considerado el amigo aburrido, no fue invitado a fiestas y eventos sociales. Su
vida estaba marcada por la monotonía y la soledad.
En uno de esos días estaba
leyendo la Santa Biblia, más precisamente Génesis, encontrando la historia de
Caín, el primogénito de Adán y Eva, que tenía a Abel como su hermano menor.
Según la Biblia, cuando
estaba poseído de celos, Caín habría matado a Abel, y después del asesinato,
Dios habría puesto una marca en Caín, para que no fuera herido mortalmente,
vagando como un errante en la faz de la tierra. La Biblia no identifica
explícitamente cuál sería la marca dejado por Dios en Caín.
Es ahí donde nuestro
joven, lleno de neurosis, empezó a imaginar cosas, preguntándose, ¿qué me pasa?
¿Tengo alguna marca que aleje a la gente de mí? ¿Tengo la marca de Caín en mi
cuerpo?
Reflexionando sobre la
situación, razonó que tendría dos caminos a seguir: el primero, más cómodo,
sería pensar que no habría salida y que viviría infeliz por el resto de su
vida. Echando toda la culpa a la sociedad. Ponerse en la posición de víctima.
El segundo sería realizar un auto-análisis en su vida, tratando de averiguar si
estaba haciendo algo mal, mejorando día a día como persona. Optó por la segunda
opción.
Pero, ¿por qué lo hizo?
La respuesta es bastante
simple. Nuevamente citando la Biblia en Génesis 4.7, Dios le dice a Caín:
"Si haces el bien, ¿no serás aceptado?"
Todo en la vida tiene un
cierto tiempo para ocurrir. No debemos ser como zombis y actuar como todos los
demás que nos rodean, pero no podemos ser arrogantes y considerarnos maestros
de la verdad. Por difícil que sea, tenemos que ser seres racionales y
equilibrados.
Vamos a tratar de
socializar más, sonreír más y divertirse junto con nuestra familia. Ustedes que
están leyendo, así como nuestro joven héroe, podrán ver que Dios nos creó a su
imagen y semejanza (esto también es bíblico), no para ser seres tristes,
infelices sino para vivir dignamente bajo Su inmensa gloria.
¡Di no a la Marca de
Caín! Usted nació para ser un ganador! ¡Dios está contigo! ¡Tu puedes hacer!
Luís Fernando Bruno
2017