(Ilustración: Gabriela Bardini) |
Todo en nuestra vida
tiene un propósito. Muchas veces no entienden esto. Creemos que estamos
sufriendo un castigo de Dios, lo cual no es cierto. Veamos el siguiente texto
tomado de internet y que ejemplifica la situación:
Había
una vez un campesino chino que aunque era muy pobre, tenía una gran sabiduría.
Un día, mientras trabajaba la tierra con su hijo, éste le comentó:
-¡Padre,
qué desgracia! Se nos ha ido el caballo.
-¿Por
qué le llamas desgracia? respondió el padre, ya veremos lo que nos trae el
futuro.
A
los pocos días el caballo regresó, acompañado de otro caballo.
-¡Padre,
qué suerte! exclamó esta vez el muchacho, nuestro caballo ha traído otro
caballo.
-¿Por
qué le llamas suerte? preguntó el padre, ya veremos lo que nos trae el futuro.
El
muchacho quiso montar el nuevo caballo, pero éste, que no estaba acostumbrado a
que lo montaran, lo arrojó al suelo y el muchacho se rompió una pierna.
-¡Padre,
qué desgracia! exclamó el muchacho, me he roto la pierna.
El
padre, fiel a su sabiduría exclamó: ¿Por qué le llamas desgracia? ya veremos lo
que nos trae el futuro.
El
muchacho no se quedó muy convencido y seguía quejándose en su cama. Pero pocos
días después pasaron por la aldea los enviados del rey buscando jóvenes para
llevárselos a la guerra. Llegaron hasta la casa del anciano, pero como vieron
al joven con su pierna entablillada, lo dejaron y siguieron su camino.
El
joven comprendió entonces que ni la desgracia, ni la suerte existen. Los
hechos, sean buenos o malos suceden porque Dios lo dispone en la vida de cada
uno de nosotros.
Él
siempre quiere darnos lo mejor y lo que en un principio nos parece bueno o
malo, puede ser todo lo contrario al final de de nuestra historia.
Con Dios podemos hacer
realidad todos nuestros sueños, metas, planes, propósitos y aspiraciones.
Cuando los demás te
defraudan, cuando los demás te abandonen, cuando los demás no crean en ti, mira
hacia arriba, Dios siempre te sea Fiel.
No todo lo que queremos
es lo que Dios quiere para nosotros. Por eso es tan difícil de dejarlo en
control de todo. Para vivir la voluntad de Dios, tenemos que superar grandes
sacrificios, porque no somos perfectos, pero Dios es.
Amigos, no hay que
olvidar que Dios siempre está al mando. Lo mejor es esperar siempre la voluntad
de Dios. Confiando en sus diseños, porque todo en la vida tiene un propósito.
Luís Fernando Bruno
2016
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