Hoy
estoy aquí para darte las gracias por tu amistad verdadera y desinteresada,
algo que hoy día se puede considerar un regalo de Dios.
Disfrutamos
de muchas cosas comunes y muchos momentos divertidos y agradables. En
situaciones difíciles de tristeza y frustración, cuando lágrimas caen, siempre
me animas. Sé que puedo contar con tu ayuda y viceversa también es verdad.
Nuestra
amistad es un don precioso, aunque incluso tengamos sueños, esperanzas y
ambiciones diferentes, nos animamos a buscar el éxito y la felicidad.
Doy
gracias a Dios por haber encontrado en el camino de la vida de un amigo tan
especial, que me hizo creer en un mundo donde todavía hay buena gente dispuesta
a ayudar sin pedir nada a cambio.
Es
imposible vivir la vida sin tener por lo menos un amigo de verdad. Por lo
tanto, espero de todo corazón que nuestra amistad sea eterna, tanto en los
momentos alegres, felices, como en los tristes y oscuros.
Incluso
si algún día nuestros caminos se separan, la luz de nuestra amistad es como una
estrella guía para alumbrar nuestro camino hacia la felicidad.
Gracias
por tu amistad, mi gran amigo!
(Corrección ortográfica:
Romina Vicensini)
Luís Fernando Bruno
2013
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