(Fotografía: Gabriela Bardini) |
Muchos se quejan de no
tener mucha suerte en la vida, olvidando que desperdician las oportunidades que
están surgiendo a diario.
Oportunidades aparecen a
menudo indirectamente. A través de una invitación a un evento social, en el que
podemos hacer nuevos amigos, lo que podría abrir puertas para nuevos negocios o
una nueva relación romántica.
Puede parecer divertido,
pero eso es exactamente cómo funcionan las cosas en la vida.
Tenemos que invertir en
nuestro futuro hoy, porque no sabemos si estaremos vivos mañana.
Hoy estaba leyendo una
historia que me pareció muy interesante:
“Un
hombre que acababa de quedarse viudo estaba guardando en cajas las cosas de su
difunta esposa. Y entre ellas encontró un frasco de un caro perfume que él le
había regalado en su aniversario hacía dos años. El frasco estaba intacto, sin
usar. El recordó que varias veces le había preguntado a su esposa por qué no
usaba el perfume y ella le había respondido que era tan caro y tan bueno que
esperaba una ocasión realmente especial para estrenarlo. Por desgracia tal
ocasión nunca llegó y ella nunca pudo disfrutar aquél perfume”.
Entre nuestros círculos
de amigos, sabemos que muchos pasan la vida esperando un milagro, para
demostrar sus cualidades. Perdiendo así las pequeñas posibilidades diarias.
Cada ocasión propicia
perdida, es como el agua de un río que pasa y no vuelve mas. Algunas veces
tenemos una gran oportunidad en nuestra vida, pero no podemos olvidar a los
miles de pequeñas posibilidades que tenemos, todos los días, para vivir una
vida mejor.
No debemos seguir el
ejemplo de la historia anterior, pero si, trabajar para hacer nuestro mejor
ahora, porque mañana puede ser demasiado tarde.
Luís
Fernando Bruno
2016